Sin lugar a duda la cirugía guiada se ha convertido en un gold standard en implantología más aún con la irrupción de software y métodos de producción de bajo coste.
Sin embargo, el gran riesgo que conlleva es pensar que con esta técnica nada puede fallar, ya que no se trata de un procedimiento 100% fiable.
En este artículo, basado en la opinión y experiencia del autor, pretendemos enumerar todos los errores acumulados inherentes a cualquier cirugía guiada que queramos diseñar, para posteriormente ejecutar en la colocación de implantes.
La cirugía guiada se basa en 2 registros fundamentales. Por un lado, se necesita un CBCT del paciente que nos aportara información sobre tejidos duros, así como la situación de distintas estructuras anatómicas. Por otro lado, en la mayor parte de ocasiones, será necesario un modelo digital de la arcada del paciente, que nos dará información sobre los dientes remanentes, así como de los tejidos blandos.
Partiendo de la premisa que necesitamos dos registros, ya podemos comenzar a contar con los primeros errores. Para ello debemos plantearnos diversas preguntas al respecto:
– ¿Cuál es el margen de error de nuestro aparato radiológico? ¿Requiere de calibración? ¿Se ha realizado dicha calibración? ¿Se ha realizado correctamente?
– ¿Qué método hemos utilizado para obtener y/o digitalizar la arcada del paciente? ¿escáner intraoral? ¿Cuál es su precisión? ¿escáner extraoral? ¿Cómo fue tomada la medida convencional? ¿Con qué material? ¿Cómo se realizó el positivado del modelo?
Como podemos ver, existen infinidad de variables, que pueden afectar al nivel de precisión de los registros que tomamos, condicionando desde el inicio cualquier diseño posterior que realicemos.
Un paso imprescindible a la hora de hacer la planificación digital de la cirugía, es alinear correctamente los dos registros (CBCT y medida digital del paciente). Tal efecto se suele realizar en base a puntos de referencia coincidentes en ambos registros, sobre los que posteriormente el programa aplica una serie de algoritmos de alineación.
Dichos algoritmos son dependientes de una alineación previa realizada por el usuario, y serán más o menos precisos, cuanto más similares sean las superficies entre sí.
Es decir, que incluso en el mejor de los casos, dicha alineación jamás será 100% exacta.
Por último, una vez diseñada la férula quirúrgica debemos fabricarla. En este momento nos surgen más preguntas:
– ¿Vamos a imprimir la férula quirúrgica o la vamos a fresar?
– Si la vamos a imprimir:
o ¿Con qué impresora? ¿Está bien calibrada?
o ¿Con qué resina? ¿Está bien calibrada? ¿Hemos tenido en cuenta la temperatura ambiente en esa calibración? ¿Está bien postprocesada?
– Si la vamos a fresar:
o ¿Con que tipo de fresadora? ¿4 o 5 ejes? ¿Con que material? ¿Está calibrada la fresadora? ¿Qué nivel de desgaste tienen las fresas de la fresadora en el momento de fabricar la guía?
Como conclusión, podríamos decir que conseguir el 100% de precisión en cirugía guiada es una utopía y por lo tanto siempre deberíamos manejar ciertos márgenes de seguridad en todas nuestras cirugías para tener espacio para compensar discrepancias.
Las desviaciones angulares pueden llegar a ser de hasta cerca de 3 ° y las desviaciones lineales hasta de 1,2 mm en ápice de implante. Es por esto que se recomienda tener en cuenta estas discrepancias a la hora de planificar las cirugías.
Con este artículo no pretendemos decir que la cirugía guiada no es precisa, sino más bien al contrario, sabemos que lo es y más aún cuando somos conscientes del grado de precisión que cabe esperar.